Anayanci Reyes Núñez 2ºD Para Tara Para Tara, aquel día era como otro cualquiera; se levantó se vistió y desayunó. Lo único que no era del todo normal en eso, era que Tara era una ladrona, pero no una cualquiera, era la mejor. A lo largo de todos sus años robando, nunca la habían pillado. Ese día al parecer no tenía planes para robar nada, ya que en esa ciudad en sus museos casi no tenían nada de valor, y como no, Tara ya lo había robado. Como no tenía nada que hacer llamó a su amigo de toda la vida, el que nunca la había delatado, y eso que él era policía . Su nombre era Marco. Siempre se habían llevado bien, a pesar de la diferencia de oficios. Marco llegó a la media hora, traía un paquete consigo, al llegar le dice a tara: -Toma. -¿Qué es esto? Pregunta Tara. -Son pruebas contra ti que te dejaste en tú último robo, alega Marco. –Deberías tener más cuidado, “ La Pintora” podría pillarte. -Espera, espera, espera dice Tara, - primera, ¿Quién es “La Pintora”? Y segunda, a mí nunca me van a pillar. - Primero, “La Pintora” es la nueva detective que ha llegado al departamento, esa mujer pinta tan bien como resuelve casos. Segundo, si quisiera, yo podría pillarte en este momento. Responde Marco. A lo que Tara añade: -Ya, pero me quieres demasiado como para verme encerrada. -Ya, eso es verdad, dice Marco. Tara y Marco, tenían una relación algo complicada, eran buenos amigos, si. Marco quería algo más, si, y Tara también quería algo mas, pero esta sentía que no podía, porque sabía que la acabarían pillando, y que Marco perdería su trabajo por su culpa, y ella no quería eso. A si que solo eran amigos. Después de ver una película, Tara y Marco se despidieron, y Marco, se fue. Después de que Marco se fuera, se dedicó a pensar en él. Después de haberse derretido pensando en él, Tara se fue a dormir. No pudo dormir, y eso para ella era algo malo, porque indicaba que algo iba a salir mal. Como por arte de magia, cuando se harto de estar en la cama, se fue a desayunar. Encendió la tele, y observo el mal de sus sueños, “La Pintora”. Habían detenido a Marco por colaborar con la famosa ladrona “Viper”, o sea Tara. Que como consiguió saber “La Pintora” que Marco ayudaba a “Viper”, pues fácil, porque resulta que esta mujer tenía una lupa muy especial que la ayudaba a resolver casos. Después de enterarse de eso, Tara estaba muy triste, ya que habían encerrado a su mejor amigo por su culpa. Y apago la tele furiosa, consigo misma, por haber condenado a Marco, solo por ayudarla. Y encima, el bueno de Marco, no había dicho nada sobre ella, y eso hacía que se sintiera todavía peor. Y por eso, solo había una cosa positiva de todo esto, todavía no sabían su paradero. Poco después, llamaron a la puerta, Tara abrió y vio a una mujer de constitución delgada y mirada aguileña, -Hola, soy Rowena Bauren, o como me conocen muchos “La Pintora”, ¿me permite pasar? Lo normal, hubiese sido que Tara le hubiese estampado la puerta en las narices, porque después de lo que había pasado, ¿Cómo se le ocurría venir aquí? Pero lo que hizo fue dejarla pasar, sino habría resultado todo muy sospechoso, y todo el duro trabajo de Marco para que no la encontraran habría sido en vano. Cuando la detective entró, Tara se puso un poco tensa, pero lo disimulo. Tara, también estaba nerviosa porque la detective no dejaba de mirarla el pelo. Tiene usted un tono de pelo muy especial, no hay mucha gente por aquí que tenga ese color de pelo. -Gracias, respondió Tara educadamente, -¿quiere un café? -No gracias, respondió cortésmente la detective. Y se quedaron otro rato en silencio. Hasta que de repente la detective dice, -Huy vaya, parece que se le ha quedado un pelo en la ropa permítame que se lo quite. A Tara no le dio tiempo a responder, ya que la detective rápidamente cogió el pelo de su ropa, lo extraño, fue que Tara no vio que la detective tirase el pelo. –Bueno que tarde se a hecho, dice la detective, -será mejor que me vaya, usted tendrá mejores cosas que hacer, adiós. La detective se marchó cerrando cuidadosamente la puerta. Mientras tanto, Tara se quedo analizando todo lo que acababa de pasar, la detective acababa de cogerla un pelo, ¿para qué querría la detective un pelo? Oh no, pensó Tara, tiene mi ADN, ahora sabrá que soy yo, sabrá que soy “Viper”. Y la carta que llego repentinamente, no mejoró el asunto. La carta era de Marco, lo sabía por cómo estaba escrita, habían arrancado papelitos de periódicos y de revistas. El mensaje de la carta decía: “Lo sabe, sal de la ciudad, no te preocupes por mí, te encontrare” Además dentro de la carta también había un billete de avión para Italia. Marco había pensado bien, nunca la encontrarían allí. El vuelo era para el día siguiente a las 16:00, eso indicaba que tendría tiempo más que suficiente para hacer las maletas. A la mañana siguiente, nada más despertar, hizo las maletas y desayunó un poco, no había tiempo que perder, si la policía ya lo sabía vendrían a por ella en cualquier momento. Antes de marchar, le llegaron 2 cartas, una que ponía : “Cuidate La Pintora puede dar contigo, dispone de una lupa increíble.” Y la segunda ponía: “Recuerda que te quiero, y que nos encontraremos muy pronto” Tara salió decidida de su casa, sin dejar de abrazar las cartas contra su pecho, y se dirigió al aeropuerto. Llegó allí, se sentó en su respectivo asiento, y pensó en que pronto se encontraría con Marco. Se relajó, sin saber que todo era una trampa, Marco estaría en Italia, si. Pero no estaría solo, con él estarían la detective y más agentes de policía. La pobre Tara estaba tan aturdida por lo rápido que había sucedido todo esto, que no se dio cuenta de que estaban usando a Marco cómo anzuelo. Y la pobre Tara seguía en su asiento, ajena a todo lo que iba a pasar en las próximas horas.